Con condiciones físicas únicas y envidiables, este monumento del futbol sigue abriéndose paso como uno de los mejores de la actualidad. Con 1.95 m de estatura, 95 kg de peso y de mirada aguerrida; Zlatan Ibrahimovic ha dejado su rastro por diferentes clubes europeos cimentando su fama de Dios y Demonio de la vida, de la velocidad y del deporte rey. Su nombre lo predestinó al estrellato: significa de oro en idioma bosnio.
Con 34 años, de nacionalidad sueca, pero hijo de inmigrantes balcánicos, creció en un barrio de expatriados donde la calle forjó su carácter. Su cuerpo se formaría en la cancha otorgándole un aire montaraz que ni el más férreo entrenador puede contener, creándole problemas dentro y fuera del campo, pero sin disminuir sus capacidades atléticas. Si reprimen su carácter se rebela y el resultado es de armas tomar, aunque la temeridad de su carácter es el imán de su triunfo en el campo de futbol, pues, el enfado y la rabia son el combustible de su fuerza.
La competición a Zlatan Ibrahimovic le viene de familia, su tío fue un famoso boxeador en la Yugoslavia de sus padres. Sus capacidades físicas las ha explotado ta
mbién en el taekwondo, siendo cinturón negro en esa práctica deportiva. Ama los autos lujosos, los tatuajes y la velocidad. Pero también es altruista al financiar la construcción de campos de fútbol en la ciudad que lo vio crecer.
Su rabia, su lucha, su venganza y su odio han dejado huella en el Ajax, el Inter, el Juventus, Barcelona, PSG y el Milan, y han querido meterlo por el carril personajes como Mourinho y Guardiola, ellos han querido domar un carácter formado en un hogar difícil y en donde para sobrevivir era necesario forjarse de forma recia y dura; en su adolescencia Ibrahimovic estuvo a punto de abandonar el futbol para dedicarse al duro trabajo de los muelles.
Hoy es millonario, pertenece al Manchester United, ocupa la posición de delantero, se lo disputan de forma envidiable los distintos clubes europeos y su rebeldía y rabia le ha otorgado una fortuna estimada en 169 millones de euros, esa misma rabia que lo hace resplandecer cada vez que sale a la cancha, en donde si los demás se descuidan, esta mole humana es la que golpea primero.